Una vez que tienes tu foil y tu tabla, queda la cuestión de la navegación. ¿Qué elegir? ¿Camberas? ¿Sin levas? ¿Grande o pequeña?
Todo depende de tus ambiciones: competición/potencia o ligereza/facilidad.
Velas con o sin camber
Las velas con cámara añaden potencia y estabilidad a altas revoluciones. Sin embargo, también implican velas más pesadas. El mayor peso significa que se necesita más viento y más velocidad antes de poder despegar con un foil.
Una vela sin cambers será mucho más ligera y flexible. Ofrece más dinamismo para despegar y volar con facilidad. Por otro lado, ofrecerá menos viento aparente a bajas velocidades, por lo que será más lenta en esta zona.
Para velocidades altas, un ala sin cambers necesitará ser bastante rígida con una baluma tensa para ser eficaz.
Con o sin peraltes, se optará más por una vela esbelta que por una compacta. Una cabeza ancha y flexible podría crear un movimiento que repercutiría en la inestabilidad del foil (efecto péndulo).
Elegir la superficie adecuada para la vela
Todo es cuestión de peso. Cuanto más pequeña sea la vela, más ligera será, por lo que antes podrás despegar y volar.
Por el contrario, cuanto mayor sea el ala, más peso soportará, por lo que necesitarás más viento para volar.
Sin embargo, una vez en el aire, una mayor superficie aportará más viento aparente y, por tanto, más velocidad.
Cuanta más superficie vélica pongamos en un flotador pequeño y ligero, más viento necesitaremos para despegar del agua.